miércoles, 13 de abril de 2022

Mother, do you think they'll drop the bomb?



Mother, do you think they'll drop the bomb?.

Lacero mis antebrazos para concentrarme en lo que necesito sentir, repaso los apuntes, cuelgo los negativos en el cuarto revelador... como si nada más existiera si no este dolor… que no quiere agua, que no tiene arreglo. Sobre el naranjo chino de mi ventana, en la fuente, sobre la valla, tras la casa de Tajuelo, la cuenca del río y la montaña azul… y en la nube blanca y gris y amarilla… va llorando…  vuelve… no escapa, en la llanura duerme, por la mañana vuela… herido viaja.


© f. buendía.




 

sábado, 12 de marzo de 2022

Principiantes absolutos.




 Principiantes absolutos.

 ¿Cómo podría escapar de este sentimiento? ella dice Shhh… y todo vuelve al destiempo, al limbo donde nos hemos exiliado y en el que Julia se siente tan segura y tan protegida, adonde nada es nada… ni hay nada que perder, a ese todo-riesgo al que te abonaste querida… y a mi delirio… firmemente incorregible… sostenido.

 

Anoche creí escuchar en la vieja puerta de madera el trajín de un llavín, tímido y desmañado en el viraje hasta el último ¡clinmp¡ que liberara la condena… y después vuelta apresurada a cerrar… Luego tus pasos yéndose.


© f. buendía.





domingo, 31 de enero de 2021

Soy la carretera


 

Soy la carretera.

Nada daría, no es cierto;  tan solo el veneno que en mi rio navega sobre las panzas de los peces remontando la corriente hasta donde recuerdo el cambio de tu voz. Desvarío sobre el tiempo y el cansancio que nos hace volubles para elegir…. las rutas salvajes... las dudas de las que ahora hablamos y el derecho al no, y a tu mirada que ya no me ve. Creo firmemente, cada vez más determinado, en que debería construir un muro más arriba del cielo… solo digo que… me avergüenzo si acaso de decir lo que pienso… y que ¡tendría que ser tan alto¡ …Soy la carretera y la policía llega detrás… aceleró, no soy tu viento, ni los ruedines de tú primera bicicleta… solo el recuerdo de la alfombra en la que volamos…

 © f. buendía






domingo, 27 de diciembre de 2020

Esa es la manera.


 


Esa es la manera.

        Un saquito de ámbar gris… algunos montoncitos de arena sobre el mármol bruñido, mendigos en la plaza alta… he tenido frío…  ¡esa es la manera¡

       Una tarde Gloria, bajo los árboles, cerca del rio y de su casa… cerca de mí;  recuerdo su sonrisa casi sin abrir los labios, recuerdo sus ojos brillantes, su cara, su bondad y el arrepentimiento que luego sentí… no era demasiado guapa. Yo le hablaba sobre dunas y campos de la nada, sobre la inmensidad… y ella poco decía, solo me dejaba largar, sonreía sin despagar los labios mientras sus ajos brillaban clavados en mí… Es extraño como necesitamos de los años para reconocer la verdad y añorar la belleza.

© f. buendía


“He mirado las nubes desde ambos lados
Desde arriba y desde abajo,  pero de algún modo
son solo ilusiones de  nubes en el  recuerdo
Realmente no sé lo que son las nubes”






viernes, 20 de noviembre de 2020

Vertederos.




 Vertederos.  

No es de una tarde que se entendiera ni dé tiempo a sentir la tristeza… Es el devenir así de traicionero, en ocasiones aguarda y cansa y otras sorprende, no deja espacio al desengaño ni a la velocidad negativa para vencer la inercia que nos lleva…  ¿Qué cosa fuera? que una mañana un puto whatsapp todo lo dijera y yo necesitara semanas para notarlo …ridícula tribulación entonces sin absolutamente ser ya concurrente la pena. Pero no te preocupes cielo, el tiempo lo mide un reloj, es  una maquina… y no existe en el un instante más que para recordar o esperar…   no entiende de otra cosa  que de la ocasión;  y de escoria que no sirve abarrota todos los muladares… A los que solo nos asomamos tú y yo para saber que estamos en lo cierto, que allí perdimos lo que con prisa abandonamos alguna vez, escondido entre las sobras, descuidados,  arrojamos  al vertedero...

© Edith Lasal






sábado, 17 de octubre de 2020

Cosa Salvaje




Cosa Salvaje.  

 

Nadie dijo una palabra, ni ellos ni nosotros… imposible romper el silencio. Estos instantes  viven de sí mismos y solo se resuelven con el sisear de las moscas…  y porque necesitamos que  terminen.

 

En medio de la nada, en el centro del frío, coloqué un pequeño río que recorrió las tierras hasta el valle; edifiqué allí mismo algunas casas y una noria para levantar  el agua que pasa y para derramarla luego sobre el trigo… Aticé el fuego y soplé  sobre los tejados y el humo se tumbó  en el llano trepando  ladera arriba hasta donde nace el torrente… Gris, tufo del desecho, el gas voló hasta las nubes,  el agua calló del cielo,  para seguir brotando,  para que la noria ande. Me las ingeniaré de estas otras maneras… Encerraré dentro de una burbuja de cristal la luz que me alumbre, al horno acercaré candela, tendré quien me acompañe y una estrella que me guíe… añoraré todas las noches lo que nunca jamás pudo haber sido… El mesías seré que nazca para renovarme cada año que dure la vida.

 

            Perdonaron la vida a un convicto ayer - muerte por cadena perpetua -  lloraba él, lloraba su madre, lloraba su esposa… una cosa salvaje.

 

© f. buendía 







 


sábado, 4 de abril de 2020

Andar con reverencia




Andar con reverencia 


Los relojes suenan desafinados y la lluvia llueve ajena a mi tristeza… tú evitas el recuerdo, eso intentas y yo agradezco cobarde tu indecisión… ¿para qué recuperar de la memoria todo aquello?   ¡hoy que somos nada…¡  ¿por qué manifestar el fondo de nuestras almas?  No  lo digas… ven si alguna vez quieres, sin anunciarlo llega… pero asegúrate de traer flores.

 

© f. buendía





jueves, 13 de febrero de 2020

Las casas del pantano.


Las casas del pantano


Hay un paisaje grabado en mi mente de dos mil doscientos diecisiete metros dentro de  una sola estampa  del recuerdo -  La casa de Rosario, la cuesta con seto y el pilar; el camino estrecho, a un lado el terraplén empinado hasta el eucalipto alto y el rio detrás de las cañas;  los postes gigantes y gruñones de la electricidad  y la curva de tierra roja al frente  donde cavamos una pequeña puerta para lo que iba a ser una vez una cueva… Abajo oscuridad y el runm de la espuma blanca, alto el puente… y a mano izquierda después de la valla alta  la pequeña aldea mirando al agua  mansa… gris el suelo de moredas; tornillos y piezas mecánicas oxidadas,  abandonadas entre el hierbazal;  el camino a la escuela después; huertos,  la alberca… Doña Juana en su tarima delante de lo que el domingo sería el altar de Don Diego… ¡Todo a la vez, por todos sus lados superpuesto… ¡ Hay caras y cosas, nubes, piedras y letras,  que caben en mi estampa…  pero no  aquí.

 

© f. Buendía 




sábado, 1 de febrero de 2020

La Venta del Alma



            La Venta del Alma
 
A la Venta llegó un tarde  el Alma.
Entonando un cantico que yo no comprendí
A la venta llegó una tarde fría
Y un filete de carne pidió para mí
 
De todo nada te diría, solo verte
Sin arruinar nada, verte sin qué decir
Buscar en los mapas las vías de los trenes
Recorrer  contigo  la ciudad en calma
 
Envuelto en un papel… atemos los desechos
Un cartucho de periódico que todo lo encierre
Y que las manchas borren con el reposo los sucesos
 
Encontraremos de seguro un lugar oscuro y fresco
Adonde guardar “mis huesos que son para ti”
Arcilla, vaso de barro… como si nada nos debiéramos
 
© f. Buendía         








domingo, 13 de octubre de 2019

Lento




Lento

     Anoche soñé que volvía a casa, Papá trenzaba ajos sentado en la acera de la central eléctrica, desde la coca que trababa en el dedo gordo del pie hasta sí enristraba… mamá en su tabla de lavar sobre el barreño lavaba… y la luz del sol fresca aún en la mañana de verano: Eucaliptos e higueras, dos pinos y un melocotonero; jaulas, gallinas, un estanque y bajando hasta el camino a la derecha el huerto… habían inventado un mundo a su alrededor lejos del universo.    Mamá que necesitaba gafas para ver, quería mirar el camino que sube lejos y distinguir lo que imaginaba;   papá que sí veía, veía que no había nada ¿qué ve mamá?  Yo me preguntaba.

© f. buendía






viernes, 9 de noviembre de 2018

El saco del pelícano




    

    El saco del pelícano
 
 
       No encuentro tu cara en el altillo
       rebusco en el desorden… 
       planto en la orilla mi sombrilla
       y trato de sacarle partido al olvido
 
       Cada  aniversario repaso las fotos por rutina
       ¿cuánto debe durar un recuerdo?
       ¿cuánto la tarde de este domingo?
       si mis flores no te gustan, tíralas…
 
       Facturo para escapar mi maleta en los aeropuertos
       rodando, dando vueltas, haciéndote girar
       chequeo en cada hospital mi padecimiento…
 
       Beso donde puedo… en tanto
       pasan las páginas y el tiempo inquieto vira
       vomito…  todo lo que guardo, como el saco del pelícano
 
      © f. buendía
 
    Foto: Justo Doña





sábado, 6 de octubre de 2018

Ventanas




Ventanas

 

     A través de las cortinas, siempre detrás… te veo, pasar desde mi ventana o en la tuya asomada… tu nombre enmarcado junto a los contactos de mi celular, en los portarretratos de las  fotos  que guardo de ti…  te miro;  echada, rodeada por mariposas sobre la pequeña baranda que corona el alféizar del balcón en tu casa vieja, donde aquella vez no te vi,  te veo, frente al hospital de piedra… En todas las ventanas que encuentro estas, a las que miro, desde las que acecho, todas te recuerdan: Agujeros, portillos excavados en la piedra; rosetones y vidrieras; ventanas de papel del Japón… caos de un millón de cristales en Manhattan desesperado hasta que te encuentro… busco; en la otra orilla del gran canal te imagino andar por las callejuelas de Venecia pegado anheloso a la porta del Vaporetto… creyendo verte pasar mientras pasas tu ligera…  Entre las estrellas, apostado en la cubierta de observación de la Enterprise te sueño.

 

© f. buendía.

 




miércoles, 19 de septiembre de 2018

Tesoros





 Tesoros

 Estoy bien…  pasan lentos los ratos en casa
suena yéndote  un silbido
muevo mecánico mi pañuelo
reservo lágrimas de postre en la alacena
 
Todo lo que pasa, pasa cuando pasa
y  menos lo esperas,  a pesar de venir de a poquito
como cede el canto cuando cede de ver pasar el río
Y cae incesante la arena de un reloj de arena
 
Al final del corredor hay un espejo
y cada vez que cierro los ojos la misma idea
llevo, un lado sin nadie en mis paseos
 
Encenderé en el jardín de noche las velas
seré lo que quiera… lo que sueñe si sueño seré
yo mismo embelesado viendo girar las ruedas

 © f.  buendía
















sábado, 15 de septiembre de 2018

21 de agosto




 21 de agosto

             Debo buscar razones que justifiquen mi quietud, mi nada más al viento, como los molinos ramell en Sa Pobla – Mallorca,  empujados por una flecha… dejados de lo que una vez fueron al capricho del aire;  gris donde las palas lucieron fuertes de color y ahora solo chirridos y quejas. A eso de tanto andar olvidé la salida, perdí el destino y encontré a cambio de todo tanto que…  apenas nada.  Resignado  a la contemplación cuento estos días embelesado en Linares-Baeza de una en una todas las traviesas de la vía, escucho los trenes que arrancan y en los que a nadie despido, son cuatro millones de pares;   pisan las maderas raíles que escapan cobardes y concomitantes  hacia  el horizonte,  hasta donde mis ojos operados ya no distinguen… Como un trompetista bizco con la cara hinchada… quedo allí sentao oliendo la grasa… viéndolo pasar.

            Esta carta me llegó hoy, yo que nunca recibo… voy a tratar de leerla:

 

                                                          Palacio de las moredas 21 de agosto del presente

            Señor Buendía, a usted que fue solo un rato toda mi vida y que sin entender por qué no lo he    olvidado;  quisiera pedirle que se retire, que sin causticidad entienda que deseo… usted deje de vivir, que muera. Pues debe saber la grave molestia que para mí es su presencia, incluso de oídas la certeza de su existencia…  tan larga y aburrida: en el olvido, en el recuerdo y en el reencuentro... Señor, sepa que solo sus deleitosas torpezas provocaron en mi corazón estas profundas heridas, todas: Sus obsesiones, ensueños y ambigüedades,  aquel absurdo subjetivismo, la exasperación de su extravagancia... los  noes y los síes, los peros…  el desasosiego. Mi querido Fernando,  de mi desaparezca;  sin que malentienda mi gusto espero, pues solo quisiera no volver a necesitarlo… y no encuentro otro remedio para mi bien que su inexistencia. Quisiera  de esta manera recuperar el aliento y volver a dormir con tranquilidad no más que hasta el amanecer reposada y esperar cada día el desayuno descuidada en la cama. Conozca mi malestar el daño y las molestias a lo largo de los años suscitadas, el runm runm incesante en mi cabeza hasta romper en la locura;  asimismo considere  el perjuicio  ocasionado,  lucro cesante por no haber aprovechado  el tiempo de su culpa  perdido…  con otro más elemental  y menos indeterminado.

 

         Entérese también, sepa señor, que especialmente la casa se me hace insoportable en las tardes en que asomada a la ventana miro hacia la esquina del antiguo hospital de piedra cuando por un casual y con aire desgarbado por allí  cruza la decaída caricatura de lo que antes,  Distinguido y olvidado,  usted fue… ¡si bien recuerdo  aún su fina estampa¡  Y con las manos apretadas a la pequeña baranda, trato de cerrar los ojos para no ver… pero usted,  inexcusable pasa.

       Sin más me despido, sin nada, sin quererlo… sin poder ¡ansiado olvido¡ 

                                                                                             Genoveva Oliveira

 

            No sé de quien vino ni debo  querer saberlo, el cartero la dejo en el buzón junto al resto de la correspondencia: recibos domiciliados y saludas de los bancos… Pero ¡el tiempo huye…¡ he leído en esta carta,  hacia atrás de mí ahora… El presente es como el punto de fuga en una perspectiva, es un vértice impropio, situado en el infinito y que solo tiene sentido como referente para recrear la realidad, el pasado y el futuro constituyen las aristas que conforman el volumen. Siempre estamos en el punto de fuga,  impropio, situado en el infinito, pero siempre huyendo hacia cualquier rincón, el que fue o  será... Olvida si puedes que existimos una vez  querida y recuerda que en realidad na fuimos… que solo soñamos… Pero si has de imaginarme, imagíname siempre al acecho...

 

© f. buendía.