Dame un respiro
Unos antiguos
amigos llegaron a casa para compartir conmigo una velada - ¿Cómo estás? -
preguntaron ¡caray¡ no supe contestar; más viejo, vieron. La conversación
larga, no distaba más que en el valor económico de los proyectos ahora
referidos en relación a los sueños de entonces... ya, desdeñados
¡Diablos¡ caros y selectos nos volvemos. Dejé que se fueran
pronto, adiós dijeron a la puerta, manejándose con los gestos de siempre pero
las caras cada vez más de sus padres – Ciao – largué,
cerrando la mano como una despedida cerca de mi rostro.
© f. Buendía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario