Ocurrió una noche, que es cuando suelen tener lugar estas cosas; ella era la bella del lupanar de la esquina. Él, el guacho malevo del barrio viejo. Apenas necesitaron hablarse; la mujer acorto distancias, su saber y el perfume hicieron el resto. Caníbal, el amor que respiraba la alcoba y se dilató hasta bien entrada la mañana. Como a las nueve, dos milicos con pistola tumbaron la puerta y el cacho, ni de alcanzar los zapatos tuvo tiempo. Silencio, silencio, silencio… sobre la mesa unos pesos.
– ¡Tengo un hijito, mi guapo! –acertó a gritar ella finalmente desde el balcón, mientras le sacaban esposado.
– ¡Adiós bella Gala!
– ¡Tengo un hijito, mi guapo! –acertó a gritar ella finalmente desde el balcón, mientras le sacaban esposado.
– ¡Adiós bella Gala!
La Nebulosa - © Jp del Río
Acompañamos con: "Sus ojos se cerraron" - Carlos Gardel
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