Como un adiós en la
isla de Gorée sonó aquella despedida, volvió la cabeza desde la barcaza extendiendo la mirada rápida y furtiva, recogió los ojos
hacia el suelo y se hizo a la mar. Rumbo a un futuro lleno de agua en busca de
la otra orilla, orilla con otra vida, vida incierta en deseado futuro, futuro con toda la mar detrás
y aquella orilla y todos los recuerdos y el pasado de otra vida, más allá del
agua, allí, atrás… Dicen que llegó sonriendo mientras apretaba una ramita entre
los dientes blanquísimos; ellos le llaman Socho, la raíz de un arbusto - Tamarix
Africana - ideal para la higiene dental.
Y sonreía a la vez que se encerraba en un tímido gesto ladeando la cara hasta
chocarla contra su hombro que al mismo tiempo encogía, como queriendo,
pudoroso, ocultar lo manifiesto. En un visaje y la insinuación de una palabra,
explicaba más que mi más largo discurso. Después se irguió y caminó sobre la
arena de la playa cansado e inseguro pero digno, adentrándose en el futuro. A su espalda la
barca, la orilla, la mar y la otra orilla…
su otra vida; delante todo lo demás. Aunque lo parecía, no era un dios,
pero era el segundo mejor.
La Nebulosa - F. Buendía
Acompañamos con: Biko - Peter Gabriel
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