martes, 5 de febrero de 2013

El paraguas azul - El hombre sin mirada


El paraguas azul.

     Como un inglés reivindicándose a si mismo andaba yo aquella tarde. Desganao  y harto de revolotear por  casa,  baje a tomar café. Gin tonic, un dedo de Gin, después del café y dispare los malditos dardos sobre el tablero de colores trapezoidales; ¡En mi vida había yo jugado al jodido juego y heme aquí!,  me volví a la barra y le dije a Román: uno más,  llena uno más, cortito de Gin, ya sabes Román y ponla otra vez, pon otra vez Rock ´n` Roll Suicide. Me senté junto a la ventana empañada, la restregué y observe el exterior del Lennon vacio aquel martes.

     “¡Oh no amor! no estás solo,
     no importa qué o quién hayas sido,
     no importa cuando o donde has sido visto,
     todos los cuchillos parecen lacerar tu cerebro….”


     Llovía a mares ¡joder! y estaba oscureciendo, la calle gris se percibía distorsionada, irisada en amarillo por  el reflejo  de la intermitente  luz de  un cartel, ¡schweppes¡, ¡schweppes¡...  sobresaltado, me volví porque alguien a mi espalda  inquiría ¿tiene usted fuego?,  ¡¿perdón?¡,  una jovencísima chica morena me miraba muy cerca sujetando un cigarrillo entre los dedos  que apoyaba sobre sus labios apretados, a la vez que  repetía entre dientes ¿Qué si tiene usted fuego?, rasgue rápido una cerilla y se la ofrecí , gracias me dijo; no pude respirar, tenía los ojos perdidos en el culo de la morocha irreverente que ahora se alejaba, hasta que las yemas de mis dedos me hicieron respingar castigadas por la llama del fósforo que había llegado a su fin. ¡¿tiene?!…. ¡¿usted?!…. ¡pero!, ¡¿Qué pasa?!, corrí al retrete para mirarme en el espejo, ¿me ve viejo?, ¿no soy de ellos?, ¿soy un intruso en mi propio garito de to la vida?. Me dieron ganas de quitarme la ropa y salir a gritar bajo la tempestad: ¿Hay alguien que me reconozca?,  ¿soy yo este?, ¿acaso no soy yo el que anda?, ¿quién os habla?, ¿tenéis abiertos los ojos?, ¿alguien puede decirme quién soy?.... En cambio me giré hacia la barra, dame ese bourbon que por siete veces me he negado esta tarde, un Four Roses, grande, Román.

     A aquel local, que ya se me hacía extraño, lleno hasta las trancas, no acudió nadie esa tarde, ni Agu, ni Leo, ni Diego… nadie y a nadie conocía de los que estaban allí, entendí entonces que las tardes de los viernes en las que nos reuníamos tradicionalmente todos en aquel sitio, nuestra segunda casa, tan solo eran nuestras tardes de los viernes, nada más, el Lennon acogía a más moradores y Román el anfitrión, nuestro barman particular, cómplice, sonreía a otros también. ¿Todo bien? Me pregunto aquel tránsfuga cuando tropecé camino de la barra para pedir más hielos; Si, todo controlao, respondí;  y en este giro, que mis ojos, acompasando el movimiento de mi cabeza, necesitaron producir para recomponer el equilibrio, note un gesto familiar entre el tumulto que poco a poco desalojaba el bar, aquellos hombros que cruzaban la puerta colocándose el abrigo, esa decidida forma de andar que no he olvidado, el gesto de su cuello ladeando ligeramente la cabeza…  corrí a la ventana para mirar…   si, era Julia esa turbia figura  que bajo un paraguas azul, iba del brazo de otro que no era yo.  
   
     ¡Oh no amor! No estás solo. 
     Te juzgas a ti mismo, pero eres tan injusto...

(c) f. buendía


Para acompañar: David Bowie - Rock ´n` Roll Suicide


6 comentarios:

  1. Das Bild finde ich interessant!
    Doch leider ist die Googleübersetzung für deinen Text in deutsch nicht so gut.

    Liebe Grüße,
    Line

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    1. Gracias de todos modos por pasar un ratito por aquí. Espero que pronto puedas leernos. Saludos amigo!

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  2. El terribleme momento en que no te reconoces a ti mismo. Siempre llega. Estás inmerso en tu vida, en tus cosas y crees que todo sigue igual, pero en un momento dado te das cuenta de que todo ha cambiado a tu alrededor, tu bar ya es de otros,son otrs las caras que te rodean, tu gente no está, tu música se pone salvo expresa petición y te tratan de usted.
    Eres exiliado de tus propios lugares.
    Te has convertido en otra persona, ni mejor ni peor, otra. Vas al espejo y no te reconoces, ¿Este soy yo?. Ese eres. y bien pensado no es terrible, es liberador. Me he liberado de fardos de años, ahora quiero otras cosas y voy a buscarme un bastón para que todos me cedan la acera cuando pase, ja, ja ja.

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  3. Algo de esto de mirarse en el espejo y no reconocerse, dice Antonio Muñoz Molina en El invierno en Lisboa.
    Esto viene de antiguo.
    (Escipión Sánchez)

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  4. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos,
    yo el amor no lo reflejo como ayer.
    En cada conversación, cada beso, cada abrazo,
    se impone siempre un pedazo de razón.
    Las viejas discusiones se van perdiendo entre las razones.
    Porque años atrás tomar tú mano, robarte un beso,
    sin forzar el momento hacía parte de una verdad. (Años - Pablo Milanes)

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