Sencilla y entusiasta privanza, la que nos convocaba
domingo sí, domingo no, en Chalamera, ¿recuerdas? Una vez Don Julián, daba por finalizada su incendiaria homilía. Nosotros,
entonces jóvenes y entusiastas, no encontrábamos tiempo para escabullirnos prestos
a encaramarnos tras la vieja tapia. Según íbamos llegando, íbamos asaltando los
mejores sitios; esta era la única premisa. ¡Despreocupada liturgia! Durante los minutos previos todo era
bulla, guasas, cigarrillos… pero amigo, una vez iniciada la contienda, la
emoción secuestraba la atención de los concurrentes y, cada uno en su lugar, seguía
sin pestañear las evoluciones de aquellos tipos extraordinarios. Era
nuestra verdadera religión; el estado de ánimo podía pasar de la alegría a la
tristeza y luego otra vez a la alegría y nuevamente a la tristeza en cuestión
de segundos, mientras permanecíamos allí parapetados y sobreexcitados en un frenesí
estoico maravilloso.
Luego, si todo había ido bien, una cuartilla de
vino a escote en la taberna del “Tizne”, donde revivíamos con verdadera pasión, y algo exaltados también según se iba apurando el morapio, los más destacados momentos
del choque, y a casa. ¡Cuánta inocente verdad había en aquellas dos espléndidas horas!
A Cecilio.
La Nebulosa - © Jp del Río
Fotografía: Curiosity, Tomislav Peternek
Pasion por el fútbol! Mucho más divertido que una homilía desde luego.
ResponderEliminarFantástica foto.
Saludos.
Desde luego, antes futbol que homilías.
EliminarGracias ohma.
Un domingo cualquiera...aveces se perpetua en la memoria. Saludos!
ResponderEliminarEso es, en la mayoría de las ocasiones, son los recuerdos que hemos ido elaborando a lo largo da la vida, los que nos acompañan y nos hacen creer que las cosas fueron de esa manera. En realidad, creo que solo son recuerdos.
EliminarGracias Idolidia.
Nostalgia del tiempo pasado..
ResponderEliminarBellos recuerdos
Un beso, feliz domingo
Isa
Gracias Isa, un beso para ti también!
EliminarAquí esos domingos eran de salir al parque, ahí donde estaba el cine, a mirar las chicas entrar a vespertina, y luego a un baile, donde no faltaban un "guarito", y un beso, mientras se bailaba un porro, una cumbia, o un bolero.
ResponderEliminarBella nostalgia la de tu texto. Y la ilustración, bellísima. Un abrazo. carlos
Benditos domingos aquellos compañero, gracias por tu comentario y nos veremos.
EliminarUn abrazo.
Las historias de tapias siempre me han resultado excitantes, las tardes de domingo lánguidas y el fútbol los domingos por la tarde nos recuerda al amigo Cecilio.
ResponderEliminarEso es, el fútbol y Cecilio.
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