sábado, 24 de noviembre de 2012

HOY TE TRAIGO FLORES AQUÍ DONDE TE ENCUENTRAS



Y vengo a ti, a visitarte con ellas y con recuerdos,
porque me he levantado con un insoportable deseo de tu presencia,
con un terrible dolor de ti y de tu ausencia.
Me he puesto el abrigo gris p
izarra que me regalaste.

Hace ya once años que me compraste el abrigo
y aún me lo pongo y es el abrigo más hermoso que tengo,
el abrigo más hermoso del mundo.
También en casa me pongo en las noches de invierno,
en las más crudas y frías, heladas como témpanos,
el jersey verde que me tejiste con una cenefa
de ciervos amarillos y rojos que parecen cabras.
Te he echado tanto de menos, te echo tanto de menos.
He escogido margaritas y también violetas, se que te gustaban,
unas por sus pequeños y numerosos pétalos del me quiere no me quiere,
y otras por su color de terciopelo morado y su perfume denso.

Leo tu nombre y toco la piedra y sé que tu espíritu no está aquí,
pero me consuela, tu alma no está aquí, pero me consuela.
Y hoy beso tu lápida y abrazo la piedra
y siento algo de calor a través de ella,
como si me recogieras herido en tu cálido regazo.
Me ha anochecido pronto y debo dejarte.
Te dejo la compañía de las flores y mis abrazos.
Y yo me voy como siempre solo,
y me quedo solo como todos los días y todas las noches.
TE ECHO TANTO DE MENOS, TANTO DE MENOS.


La Nebulosa - Tobas C. S.

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